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viernes, 16 de abril de 2010

Mr and Mrs BeanBean

Un efecto notable de los Estados Unidos sobre Nacho y sobre mí es que nos convierte en Mr. Bean automáticamente. Sí, ese señor tan torpe que lo hace todo al revés y además insiste. Inevitablemente cualquier situación nueva nos transforma en unos seres torpes, lentos y tontos. Creo que ocurre desde que cruzamos la aduana, exactamente en el momento en que un señor impaciente puso su sello en nuestro pasaporte gruñendo algo ininteligible que bien pudo ser Bienvenido a los EEUU, o Por favor, avance que está obstruyendo el paso. Desde entonces cualquier evento estresante en inglés desencadena el terrible proceso.

Voy a Correos a mandar una carta certificada, y no sé cómo se dice certificado, y la señora de la ventanilla se impacienta, y la cola detrás de mi se impacienta, y entonces el efecto Mr. Bean empieza a manifestarse. Ya ni siquiera sé cómo se dice carta, ni enviar, ni nada de nada. La señora me manda coger un sobre del dispensador de sobres, y los hay grandes, pequeños, medianos, duros, blandos, blancos, marrones, urgentes, express, eco-friendly, así que obviamente mi yo-Mr.Bean coge el sobre equivocado después de dos minutos de mirar cada uno de los sobres, sacarlos todos y volverlos a meter del revés en el estante erróneo. Luego viene el momento de rellenar el papel del envío, y tengo que pedir cuatro papeles porque he puesto el nombre donde el apellido, el apellido donde dice No escribir aquí, y porque he rellenado el papel que no va con el sobre que previamente elegí…y entonces todo empieza a desbordarse. Además de perder vocabulario, pierdo destreza mental y manual: se me cae el sobre, al recogerlo tiro el bolígrafo, me tropiezo, tartamudeo, sudo y tras cinco viajes a la ventanilla, una exhausta Mr. Bean y una boquiabierta empeada nos despedimos aliviadas.

Y eso es cuando estoy sola…porque cuando Nacho y yo hacemos cosas nuevas juntos somos Mr. Bean al cuadrado. Mr and Mrs BeanBean. Que se lo pregunten al judío de la ferretería. Cuando nos mira con su sonrisa burlona esperando que pronunciemos lija-broca-taladro-fresadora en inglés…entonces no sabemos ni decir nuestro nombre!(Lo que daría por ver al ferretero comprándole Nocilla a Hermógenes, el tendero de mi pueblo).

1 comentario:

Conchita dijo...

Sin menospreciar al ferretero de vuestro barrio pero saliendo en defensa de nuestro entrañable Hermógenes, que tampoco estoy muy segura de que no tenga en su tienda una máquina multitraductora de voz, te diré que no sé si el americano conseguiría su nocilla tradicional o una lata de betún para las botas de caza, o un bote de leche condensada de 1963 cocido lentamente al calor del sol en el escaparate, pero seguro, seguro que algo le endosaba, y sin decir una sola palabra, que en eso tambien ahorra como buen tendero del Cerrato, y el ferretero se iba mas o menos contento (o no ...) pensando en lo diferentes que son los productos en este pais. En fin ...