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miércoles, 21 de septiembre de 2011

Cristal de Bohemia


raro, precioso, frágil
bello, efímero, sutil
liviano, caro, delicado

así es el sueño de Violeta


lunes, 29 de agosto de 2011

La vida en diminutivos


Pollito ya está aquí. Llegó un 2 de Agosto entre empujones y a fús a fús a fús en un parto bastante neanderthal. Digo…natural. Pollito nació de color morado, con las manos arrugadas, los ojos cerraditos y las uñas largas como un topillo. Topillo se llama Violeta y se lanza en picado a todo pezón que huele. Violeta es pequeñita y desvalida, a veces de color rosa pálido; rosa fucsia cuando se enfada. Violeta tiene boquita de piñón y maúlla como un gatito. Como un gatitito. A veces cuando me despierto y veo a Gatitito en su cuna, con su cara plácida, blanca como una pipa de calabaza, me sorprendo de ser mamá. Y Mamelén, que es mi nuevo nombre de heroína, se queda mirando a Calabaza y a veces se emociona y le dice cositas suavecitas: perranganito, estuquito, golondrín. A veces Golondrín duerme, a veces come y a veces llora. Y entonces Papacho y Mamelén le cantamos canciones inventadas, por lo bajini,  historias de elefantes y de pies, de palanganas y de escarabajos. No siempre afinamos, tampoco siempre riman, pero a Gatitito no le importa mucho y nos mira con sus ojos abiertos abiertos como lunas. Luego se duerme. O no. A Gatitito se le están poniendo gorditos los mofletes. A mí tiernito el corazón.



lunes, 2 de mayo de 2011

La primavera con jersey nuevo

Este año ha llegado despacito, sigilosa, sin estridencias, pero por fin los árboles han brotado, cada cual a su manera.


La catalpa ha brotado en lechugitas.









El fresno regio. 










El tulipífero delicado.










Los robles tímidos. 









Los cerezos con descaro. 










El ailanto con una explosión. 









El nogal despeinado.



El abedul jugosito. 











El cornejo por sorpresa. 












¡Y mi tripita ha brotado un ombligo!

miércoles, 20 de abril de 2011

Laboralmente hablando II

Ya hace un año y un poquito que aterrizamos en Nueva York, con una maleta en una mano, una bicicleta en la otra y la gallina bajo el brazo. Yo tenía un vacío laboral por delante, sueños de encontrar un nuevo camino, y todo el tiempo del mundo para emprenderlo.
Buscar dentro de uno mismo es un proceso lento. Y buscar fuera de uno mismo es un proceso trabajoso. Fui dando pasitos. Parques y comportamiento humano, qué hace la gente en su tiempo libre, qué quiere la gente, qué necesita la gente, cómo mejorar los espacios públicos para que sirvan a la gente y a sus necesidades, me pareció un tema interesante. Busqué, leí, contacté…He acabado trabajando de técnico con dos profesores que hacen cosas vagamente relacionadas, aunque mi trabajo con ellos es más bien vulgar. Busqué más, leí más, contacté más. Encontré un proyecto que me encantaba, me volqué en él, me apasioné, ¡me apasioné!, pero el proyecto se ha estancado.
Y últimamente me levanto por las mañanas pensando si lo que voy a hacer durante el día merece la pena o si más bien es un pasatiempo con poca importancia para mí y para los que trabajo. Dudo si he insistido demasiado poco, si no he buscado lo suficiente, si me he conformado y no he aprovechado bien todo este tiempo regalado.
Sigo queriendo aprender, apasionarme. Sigo queriendo hacer de mi trabajo algo relevante para mí y para la sociedad. ¿Pero cuál es el siguiente paso? Por favor, que venga Hari Seldon y me lo diga. 



miércoles, 6 de abril de 2011

“You have to scratch her ears”

No me gustan los perros, ni los gatos, ni los hamsters, ni los loros, ni los burros, ni las vacas, ni las ovejas, ni ninguna cosa con patas y pelo (o pluma) que me mire con ojos enigmáticos. Cuando puedo me mantengo alejada pero a veces ocurren cosas:

1. Mi jefe Handel trae a su perro a la oficina. Se llama Chess y cuando Handel no mira me gruñe por lo bajini. Hoy el perro ha venido a olisquearme y ha dicho mi jefe que le tenía que rascar detrás de las orejas (espero que se refiriera al perro), y que tenía que aprender a ser friendly con él para gustarle. Yo he pensado que en unos meses le traeré nuestro bebé a Handel y le diré -Chaval, you have to change her the pañals. Come on, be friendly!

2. En nuestro parking hay un cartel que dice “El cielo es el lugar donde te reúnes con todos los gatos que una vez amaste”. Y si el cielo es así, yo me pregunto…¿cómo será el infierno? ¿Estarán los dueños de todos esos gatos obligándome a tocarlos?
PS1. Una vez Handel me obligó a darle al perro ¡un trozo de mi merienda! Hoy, por fin, le tuve que decir a Handel que no me gustaba ser friendly to dogs. Dice Nacho que le tengo que marcar un poco y darle con un periódico en el hocico. A Handel.
PS2. En espera del finiquito.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El espárrago, Kafka y la enajenación física


Me he vuelto una maruja y me he apuntado a Pilates.

En mi primer día de clase tuve varias revelaciones que me dejaron consternada. Todas ellas provenían del espejo que hay en la sala, ocupando toda una pared. La primera revelación es que soy un espárrago largo, flaco y de color amarillo. La segunda es que cuando hacíamos ejercicios de flexibilidad mi yo-espárrago se transformaba en cucaracha-de-Kafka balanceándose patas arriba.

El segundo día, en cambio, ha sido maravilloso. Para evitar a Cucárrago, me coloqué lo más lejos que pude del espejo, con mi propia imagen fuera de mi campo visual. Sorprendentemente, al cabo de unos minutos, ¡encontré mi reflejo! Mi imagen me revelaba como una niña muy mona, chiquitita, de color rosita y flequillo de osita. La profe decía -Levanta la pierna derecha, yo levantaba la pierna derecha y mi imagen osita levantaba la pierna derecha. ¡Cucárrago se había cambiado por Flequillo-de-osita! Miré a derecha e izquierda y decidí que nadie se merecía a Flequillo-de-osita más que yo. Flequillo-de-osita me pertenecía. Adiós, Cucárrago.

Al salir de clase, toda elástica, toda sonrisa, toda osita, me topé con el flequillo de una americana rosita. Parecía contrariada. Se miraba de reojo en el espejo, luego me miraba, se miraba, de nuevo al espejo. Le dediqué una fugaz mirada al reflejo. No podría jurarlo, pero me pareció ver a Cucárrago meneando malicioso su flequillo amarillo frente a la americana. Diría que incluso me guiñó un ojo antes de desaparecer, a la vez que ella, tras la puerta. 

martes, 22 de febrero de 2011

Mi timbre rosa (o arriba del puente)

El día se levanta precioso. La nieve se ha derretido y mi bici sale por fin de su letargo invernal. Estrenamos timbre y alegrías nuevas. Riiin. Recibo la carta de un amigo y sonrío. Me quito el abrigo y entorno los ojos al sol.
Luego me cruzo con un barbudo sin casa. Arrastra los pies y cabizbajo evita mi mirada. Y yo miro mi timbre rosa, riiin, y una ola de vergüenza me colorea los mofletes. 


jueves, 3 de febrero de 2011

Un supernombre versátil

Cuantas más vueltas le doy a mi nuevo nombre de superheroína, más me gusta: Hoy he pensado que ni siquiera tendré que abandonarlo cuando pierda mis superpoderes olfativos. Pasaré de ser OlfatiGirl a ser…¡AllFattyGirl!

miércoles, 2 de febrero de 2011

OlfatiGirl

Ya había oído yo por ahí que la vida del superhéroe es dura. Que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Que el superhéroe es un incomprendido social. Que jamás disfrutará de una vida normal.  Pero claro, uno no se da cuenta de esta tremenda realidad hasta que no lo sufre en carne propia.
Y ahora que soy una más de la gran familia, ahora que podría aparecer mencionada junto a Spiderman, Superman y Elastigirl, ahora que apenas puedo contener mi recién adquirido superpoder a los ojos de los demás, todavía me pregunto qué heroicas acciones me están destinadas.  Sí, a mí, a la chica que lo huele todo a más de diez kilómetros de distancia, a la que el más mínimo indicio olfativo le produce desproporcionadas reacciones estomacales, la que detectaría con los ojos cerrados una zanahoria escondida entre una montaña de lechugas.
Y aquí estoy, sentada en el sofá, sin acabar de decidirme por si debo salir volando por la ventana o más bien tratar de arrancar mi OlfatiMóvil, intentando averiguar de qué manera voy a salvar al mundo con mi superolfato. Por ahora lo he utilizado para aborrecer comidas, evitar fregar los platos sucios y convulsionarme en la sección de delicatessen del supermercado coreano. Pero…¡como que me sabe a poco!
Así que chicos, si hay algo que pueda hacer por vosotros, una coliflor de hace dos días que no sabéis si está comible, un guisante extraviado dentro de una ensaladera llena de patata, una mayonesa de origen dudoso sobre vuestras patatas fritas, no dudéis en avisarme ¡OlfatiGirl acudirá rauda en vuestra ayuda*,**!



(*OlfatiGirl no se hace responsable de sus propias reacciones gástricas durante el heroico cumplimiento de sus servicios)
(**Aprovechad, que mis superpoderes caducarán pronto...con suerte)


miércoles, 26 de enero de 2011

Pluma a pluma

Hoy los barbudos han invadido el barrio con tractores quitanieve ¡Lo están chafando todo! Yo les grito por la ventana: -¡Gamberroooos, idos a ensuciar la nieve a vuestra casaaa!- Pero ellos, como quien oye nevar.

Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
cota de malla del guerrero de otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.

                                                                                        José Hierro

viernes, 21 de enero de 2011

White Winter Inc.

Esta noche los estudios Universal han tapizado el decorado que forma nuestro pueblo con una capa de poliespan. Han cubierto de blanco los tejados, los coches, los árboles y las aceras. Hasta le han dado una textura húmeda para que pareciera más real (espero que no se deterioren las fachadas de cartón piedra). También han contratado a cuatro actores secundarios con barba postiza y una pala para que abran traza por las aceras, a tres niños rubios que se tiran bolas de nieve en el cruce y a cinco ardillas que llenan el barrio de huellas blancas. Ahora que ha acabado la jornada y ya han recogido a los barbudos, a los niños y a las ardillas me pregunto quién va a limpiar este desaguisado blanco que han dejado por todas partes.

miércoles, 19 de enero de 2011

Soy un puesto del mercado

Ya no me aguanto más, tengo que decirlo: ¡Un higooooo! ¡Tenemos un higo!
Lo descubrimos escondido entre las dos rayitas de un test de embarazo. Primero se nos reveló a lo semilla de sésamo, en seguida prefirió ser una lenteja, luego se decantó por un garbanzo, más tarde decidió ser alubia y poco después, cacahuete ¡Dónde se ha visto un cacahuete con un corazón latiente! Y en un despiste, ¡zas! ¡Resulta que ahora dice que es un higo! Que diga lo que quiera, pero yo nunca había oído que los higos tuvieran brazos y piernas. Y tampoco ese cabezón tan gordo. Para mí que está disimulando…. Yo le sigo la corriente, pero mientras tanto tejo patuquitos por si un día decide dejar las frutas y verduras y se hace bebé. 



martes, 18 de enero de 2011

Como los caracoles

Hace unas semanas hicimos las maletas, cerramos las puertas y salimos de casa para ir a casa. Y llegamos a casa. Besos, abrazos y una sonrisa gorda. Ayer volvimos a hacer maletas, cerramos aquellas puertas y de nuevo salimos de casa para ir a casa. Y en casa estamos. Con otra sonrisa gorda y tres besos guardados en el bolsillo.