Cada mañana, camino del cole en coche, nos encontramos a Larry, luego a Ali y a Harrison, y a veces a Osás, que nos saludan con su sonrisa de dientes blancos y un paquete de pañuelos en la mano; sus sueños, guardados en el bolsillo. Al fondo del bolsillo. O no sé dónde.
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