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jueves, 30 de noviembre de 2017

Cosas que pasan por la mañana

Algunas mañanas viene Lucas a nuestra cama. Nos tapamos bien y remoloneamos. En realidad, remoleamos, en idoma 4 a 6 años. Para Lucas remolear es ser un cerdo. Yo soy la granjera y el cerdo Lucas es rosa y cariñoso y hace cosas de cerdo, como dormir, revolcarse en las mantas-barro y comer bellotas y mazorcas de maíz. Hace un par de semanas Lucas era un hámster, y antes de eso un tigre y mucho antes el Yeti. A mí me gustaba más el Yeti, porque era tierno y cuando comía hielo se hacía invisible. Con el tigre, sin embargo, empezaba la mañana un poco más nerviosa y magullada, sobre todo si la noche anterior había olvidado guardar bajo la almohada un buen chuletón imaginario para calmar su apetito. Al cabo de un rato de vida en la granja-cama suele llegar Violeta. Violeta y yo nos acurrucamos y nos frotamos los pies (el remolear con el que yo soñaba) mientras el cerdo salta encima de nosotras. A veces Violeta no quiere jugar pero al final acaba rindiéndose a los encantos del cerdo. Hoy al cerdo se le ha ocurrido organizar una fiesta en el corral. Yo he propuesto aportar bellotas pero tanto el cerdo como Violeta preferían madalenas de cerdo y tarta de cerdo, que he preparado en mi horno-almohada mientras Violeta engalanaba la habitación con guirnaldas y confeti imaginario.
La fiesta ha sido un éxito, pero hemos llegado tarde al cole. 


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