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martes, 21 de marzo de 2017

Reflexiones con tos

La garganta por dentro está recubierta de piel rara. Viscosa, venosa, rugosa. Piel de alienígena. No es que yo me mire a menudo la garganta, pero hoy lo he hecho porque creí que tenía una mujer atravesada en ella, como Galeano, pero resulta que lo que tengo es un extraterrestre. Aprovechando que tenía la linterna en la mano, se me ha ocurrido mirar bajo la lengua. Allí el asunto se pone mucho más feo. La lengua por debajo es un extraterrestre de los que dan miedo, de los que no vuelan en bicicleta y no llaman a su casa por teléfono, ni siquiera el día de la madre. Es posible que el alienígena de debajo de la lengua no tenga ni madre. Está bien: estoy rellena de alienígena, pero que no cunda el pánico. Por ahora lo único que hace mi extraterrestre interno es toser como un condenado. Me meto un puñado de lacasitos en la boca, a ver si así lo aplaco. Con ET funcionó...En Alien prefiero no pensar. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Preocupado, me acerco rápidamente al espejo, abro la boca, levanto la lengua con cautela. Cierro la boca. Es cierto. Allí vive un pequeño alien. Tiene pinta de estar solo, esta noche te doy besos para que se hagan compañia.