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miércoles, 6 de febrero de 2013

FORRUS POLARIS (o lo que no aprendí de los romanos)


Imperio Romano. Más de quinientos años de hegemonía en todo el Mediterráneo. Desde Portugal hasta Mesopotamia un solo Emperador, unas únicas leyes, una lengua unificadora que condenó, 20 siglos después, a declinar rosa rosae en el instituto a mil millones de adolescentes con granos por todo el mundo.
Toda Europa llegó a estar ocupada por los romanos. ¿Toda? No, ¡Una remota tierra poblada por irreductibles bárbaros resistió al invasor! En realidad no es una remota tierra. ¡Se dejaron todo el norte! ¿Estrategia política? ¿Pericia bélica de los pueblos nórdicos? Qué va. Lo que pasa es que por ahí parriba ¡hacía un frío del copón! Y los romanos, como todavía no habían inventado las togas de forro polar, no le vieron sentido a subir más allá de NewCastle.
Y esto ¿por qué me importa a mí? Pues por varios motivos.
Primero, les tengo rabia por pura envidia. Porque ellos supieron ver que alrededor del Mediterráneo uno estaba a gustito, la vida era relajada y había ciruelas claudias en verano y uvas en otoño. Los gladiadores se les ponían morenitos, lo cual daba muy buena impresión al público y la sandalia fue moda de primavera-verano-otoño-invierno durante seiscientos años consecutivos. Y yo, ciega a tantísimos años de historia, he decidido pasar 6 meses al año a bajo cero mientras como albóndigas de IKEA.
Segundo, porque por culpa de la ausencia romana aquí en el Norte, no hay manera de entenderse con los vikingos. Nada que se parezca al latín ni remotamente. De verdad, que yo le pongo buena intención, pero es que perro se dice hund, niño barn y pollo kyckling y así no hay forma de comunicarse. Si al menos se hubieran resignado a su lenguaje simple y primitivo, como los ingleses, todo nos habría ido mejor. Los ingleses no se preocupan por tener pocos tiempos verbales. Se toman un té a las 5 y ya se sienten hasta aristocráticos. Pero los suecos a las 5 ya han dado de cenar a los niños, así que les sobra mucho tiempo libre, que han empleado en: a) generar una gramática que de dolores de cabeza a los extranjeros b) elaborar las chockladbollar, unas bolas de avena con chocolate duras como piedras que, cuando te metes una en la boca, te tienen entretenido hasta las 10 de la noche.
Y por eso, por causa de los romanos, estoy yo aquí enfundada en mi batamanta, a -12ºC tras el triple cristal, estudiando cinco maneras diferentes de construir un plural. Al menos tengo mi chockladboll que me durará hasta que me las acabe de aprender.

5 comentarios:

Cristina dijo...

ja ja ja!!!!! gracias por animarme en esta noche de insomnio.
Y anímate, reina de las nieves, que en tierras castellanas no parece que estemos cerca del mediterráneo, además el frío es muy bueno para el cutis, así que vas a tardar más en tener arrugas.
besitos

pepime dijo...

gracias, desvelada cris! arrugas quizá no me saldrán, pero en cuanto me traslade a España, me descompondré en 30 segundos como los mamuts prehistóricos que sacan de los glaciares...

Conchita dijo...

Lo del frio invernal lo comprobaré, si me deja Iberia, dentro de pocos dias.
En cuanto a las chockladboll no me advertiste a tiempo y la vez pasada piqué con un par en el aeropuerto, viaje de vuelta, y la segunda ha estado en la nevera un par de meses y ha ido cayendo trocito a trocito despedazada por un contundente cuchillo de sierra. En cuanto a la primera... entre el padre y yo tuvimos entretenimiento para todo el viaje. Pero no es que estuviese dura, no, mas bien un poco resequilla.

jordi dijo...

i... quan arriba l'estiu no hi ha qui dormi... ningú pot apagar aquest dimoni de sol???

no, si es que no eren tontos los romanos!!!

J.Luis dijo...

Ave, Belenis. De profundis de imperium, ego vos hortari tantum possum habere patientiam, ut cum climate mutatio, mox cole pruna in solarium et bibere vinum tuum "fecit in domus", dum tua romanum fratres salvere Sahara (quid vocabitis Saray, ut nostris).