Me he acabado. He perdido los ojos y las manos. La nariz y la sorpresa. La sombra y la respiración. Me he vaciado y no me he acordado de ir al súper a comprar más yo.
Así que me he sentado en la puerta de casa a esperar. A esperar al cartero. O al lechero. O a la vecina de abajo. O al cobrador del frac. O a que un día venga un señor con un mono de trabajo y una gorra, me abra la tapa de los sesos y me rellene otra vez de mí.
Mientras tanto me caen tres copos de nieve en el moflete y una ardilla me mira desde el árbol del jardín.
1 comentario:
En serio? vaciado? no sera que estas llena?
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