(post para avanzados) (…así que poned un pie delante)
Nacho ha preparado un té. Cojo la taza humeante entre mis
manos. Me la acerco muy despacio a los labios. El espacio existente entre mis labios y el té caliente en la
taza es, en apariencia, finito. Con finito no quiero decir que sea escaso, que
también, sino que se acaba.
Me decido a intentar el primer sorbo. Descubro que un espacio finito puede dividirse, cuando lo que hay al final es un líquido hirviendo, en infinitas
porciones infinitesimales (creo que aquí redunda algo). Mis labios recorren cada
una de esas infinitas porciones en un tiempo t. Parece que t1+t2+t3 se nos va a pasar la tarde. Abajo, el t sigue caliente.
Recordando a Aquiles contra la tortuga me decido por un
avance discreto. Con discreto no quiero decir que sea modesto, que también,
sino que es definido. En un tiempo t4 recorro la distancia d que me salvaba
d(el) t.
Al final Aquiles gana a la tortuga y yo me quemo.