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miércoles, 20 de abril de 2011

Laboralmente hablando II

Ya hace un año y un poquito que aterrizamos en Nueva York, con una maleta en una mano, una bicicleta en la otra y la gallina bajo el brazo. Yo tenía un vacío laboral por delante, sueños de encontrar un nuevo camino, y todo el tiempo del mundo para emprenderlo.
Buscar dentro de uno mismo es un proceso lento. Y buscar fuera de uno mismo es un proceso trabajoso. Fui dando pasitos. Parques y comportamiento humano, qué hace la gente en su tiempo libre, qué quiere la gente, qué necesita la gente, cómo mejorar los espacios públicos para que sirvan a la gente y a sus necesidades, me pareció un tema interesante. Busqué, leí, contacté…He acabado trabajando de técnico con dos profesores que hacen cosas vagamente relacionadas, aunque mi trabajo con ellos es más bien vulgar. Busqué más, leí más, contacté más. Encontré un proyecto que me encantaba, me volqué en él, me apasioné, ¡me apasioné!, pero el proyecto se ha estancado.
Y últimamente me levanto por las mañanas pensando si lo que voy a hacer durante el día merece la pena o si más bien es un pasatiempo con poca importancia para mí y para los que trabajo. Dudo si he insistido demasiado poco, si no he buscado lo suficiente, si me he conformado y no he aprovechado bien todo este tiempo regalado.
Sigo queriendo aprender, apasionarme. Sigo queriendo hacer de mi trabajo algo relevante para mí y para la sociedad. ¿Pero cuál es el siguiente paso? Por favor, que venga Hari Seldon y me lo diga. 



miércoles, 6 de abril de 2011

“You have to scratch her ears”

No me gustan los perros, ni los gatos, ni los hamsters, ni los loros, ni los burros, ni las vacas, ni las ovejas, ni ninguna cosa con patas y pelo (o pluma) que me mire con ojos enigmáticos. Cuando puedo me mantengo alejada pero a veces ocurren cosas:

1. Mi jefe Handel trae a su perro a la oficina. Se llama Chess y cuando Handel no mira me gruñe por lo bajini. Hoy el perro ha venido a olisquearme y ha dicho mi jefe que le tenía que rascar detrás de las orejas (espero que se refiriera al perro), y que tenía que aprender a ser friendly con él para gustarle. Yo he pensado que en unos meses le traeré nuestro bebé a Handel y le diré -Chaval, you have to change her the pañals. Come on, be friendly!

2. En nuestro parking hay un cartel que dice “El cielo es el lugar donde te reúnes con todos los gatos que una vez amaste”. Y si el cielo es así, yo me pregunto…¿cómo será el infierno? ¿Estarán los dueños de todos esos gatos obligándome a tocarlos?
PS1. Una vez Handel me obligó a darle al perro ¡un trozo de mi merienda! Hoy, por fin, le tuve que decir a Handel que no me gustaba ser friendly to dogs. Dice Nacho que le tengo que marcar un poco y darle con un periódico en el hocico. A Handel.
PS2. En espera del finiquito.