Ya hace un año y un poquito que aterrizamos en Nueva York, con una maleta en una mano, una bicicleta en la otra y la gallina bajo el brazo. Yo tenía un vacío laboral por delante, sueños de encontrar un nuevo camino, y todo el tiempo del mundo para emprenderlo.
Buscar dentro de uno mismo es un proceso lento. Y buscar fuera de uno mismo es un proceso trabajoso. Fui dando pasitos. Parques y comportamiento humano, qué hace la gente en su tiempo libre, qué quiere la gente, qué necesita la gente, cómo mejorar los espacios públicos para que sirvan a la gente y a sus necesidades, me pareció un tema interesante. Busqué, leí, contacté…He acabado trabajando de técnico con dos profesores que hacen cosas vagamente relacionadas, aunque mi trabajo con ellos es más bien vulgar. Busqué más, leí más, contacté más. Encontré un proyecto que me encantaba, me volqué en él, me apasioné, ¡me apasioné!, pero el proyecto se ha estancado.
Y últimamente me levanto por las mañanas pensando si lo que voy a hacer durante el día merece la pena o si más bien es un pasatiempo con poca importancia para mí y para los que trabajo. Dudo si he insistido demasiado poco, si no he buscado lo suficiente, si me he conformado y no he aprovechado bien todo este tiempo regalado.
Sigo queriendo aprender, apasionarme. Sigo queriendo hacer de mi trabajo algo relevante para mí y para la sociedad. ¿Pero cuál es el siguiente paso? Por favor, que venga Hari Seldon y me lo diga.