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miércoles, 31 de marzo de 2010

Gotas, gente, gotas

 8.00-11.00 Desde mi torreón soy testigo de un desfile de paraguas de colores transitando los jardines, de camino al trabajo.
14.00-20.00 Desde mi torreón soy testigo de un desfile de paguas de colores transitando los jardines, de vuelta a casa.

Diario de Rapúnsel en un día de lluvia.



viernes, 26 de marzo de 2010

I ♥ NY

(Ya lo dicen las camisetas para turistas)
Me gustan los rascacielos, me gustan los parques llenos de gente, me gusta Chinatown llena de chinos, y Little Italy llena de turistas, me gustan las plazas, me gustan las avenidas, me gustan los que hacen jogging, me gustan las librerías de tres plantas, me gusta la gente rara, me gustan las escaleras de incendios. No me gustan los pretzels. 

jueves, 25 de marzo de 2010

Investigando la nueva población: Estudio étnico preliminar

En Suiza, de cada 3 habitantes uno es una vaca.
En Rutgers, dos son chinos (puede que japoneses) y medio es indio.
En el pueblo de New Brunswick cambia la cosa: uno es latin, otro es afroamerican (aunque haya nacido en Cuenca), y el otro somos Nacho o yo en bicicleta.
En Highland Park (nuestro futuro barrio) uno es una mamá de color rosa y el otro es su bebé en cochecito. El otro también es chino y es nuestra vecina de abajo.

En espera de incrementos en el tamaño muestral.

martes, 23 de marzo de 2010

Un americano me ha lamido el pantalón

Mi pantalón se acaba de encontrar (y fusionar) con un chicle pegado en la parte de debajo de la mesa de la biblioteca. Me lo he despegado y he pensado que era como tener las babas de un americano entre mi dedo índice y el pulgar. Lo cual me ha dado bastante asco pero me ha hecho sentirme integrada e igual a todos aquellos a los que se les pegan chicles americanos en el pantalón, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, religión o estatus social (como les gusta a ellos decir para hacerte notar sutilmente que eres different). De cualquier forma, hoy me siento orgullosa de ser merecedora de un auténtico chicle americano en mi pantalón. Casi casi ya puedo decir aquello de…¡Soy ciudadana americana!: ¿No veis el chicle pegado a mi pantalón?

...

También es posible que fuera de un chino.


domingo, 21 de marzo de 2010

El camino a River road

Puede que no sepamos cómo se contesta el teléfono (Hello?), puede que no conozcamos los horarios de los buses, ni cómo funciona la tarjeta de débito en el supermercado. Puede que no encontremos la cafetería ni entendamos la lavandería, puede que no sepamos cómo conectarnos a Internet en casa y tengamos problemas con la calefacción. Puede que no tengamos seis maneras diferentes de identificarnos, y que no seamos nadie sin un Social Security number. Puede que no sepamos dónde bajar la basura, ni encontremos un supermercado a menos de una hora de casa. Puede que nos cueste identificar las monedas y que cuando en la tele hablan muy rápido no entendamos a word. Y sin embargo…conocemos un camino. No en plan metafórico, de caminos metafóricos seguramente tampoco tenemos ni idea, pero conocemos un camino de verdad. El que baja desde el Estadio hasta River road. Es un camino escondido, remoto, olvidado. Difícil de encontrar si no es por casualidad. Pero nosotros lo encontramos. Nosotros sabemos dónde está y lo bajamos en bici con sonrisa de secreto. No conocemos casi nada, pero sí el camino a River road. Así que es nuestro camino.

martes, 16 de marzo de 2010

Terrible or Terrific?

Ojito, que si you look terrible es que tienes unas ojeras espantosas, pero si you look terrific es que hoy estás estupendíiisima.

Y como en este país lo terrible y lo terrific se codean a cada paso, hoy abrimos el concurso… Terrible or terrific?, con lo mejor y lo peor, lo chachi y lo chungo. ¿Qué por qué lo abrimos hoy? Pues porque llevo todo el día visitando pisos, llamando por teléfono a propietarios desagradables, y porque a veces todo parece complicado, y es entonces cuando encontrarse con el Bagle con crema de queso y jamón (de York, faltaba más) que Nacho ha preparado reconforta y me hace sentir a salvo. Porque acompañando a todo terrible, seguro que hay un terrific… ¡Allá vamos!:

Terrible: la compañía de móviles me cobra por minutos cada llamada recibida!!

Terrific: los galones de leche, mmm (esto sí que es un terrific como una casa, cuando abro la nevera me siento como Alicia en Milkiland…)

Alicia en Milkiland...

y el gato de Bagelshire


"Estoy segura de que, si como o bebo algo, ocurrirá algo interesante -se dijo Alicia-. Y voy a ver qué pasa con esta botella..." (Alicia en el país de las Maravillas, Lewis Carrol)

lunes, 15 de marzo de 2010

Juan Martín El Empecinado (Benito Pérez Galdós)

...”Al estallar la guerra, Juan Martín se había echado al campo con dos hombres, como Don Quijote con Sancho Panza, y empezando por detener correos acabó por destruir ejércitos (…).
La travesura de los grandes guerrilleros puede compararse al vigilante acecho nocturno de los pájaros de la última escala carnívora, los cuales desde los tejados, desde las cuevas, desde los picachos, torreones, ruinas y bosques atisban la víctima descuidada y tranquila para caer sobre ella.
En las guerrillas no hay verdaderas batallas; es decir, no hay ese duelo previsto y deliberado entre ejércitos que se buscan, se encuentran, eligen terreno y se baten. Las guerrillas son la sorpresa, y para que haya choque es preciso que una de las dos partes ignore la proximidad de la otra. La primera calidad del guerrillero, aun antes que el valor, es la buena andadura, porque casi siempre se vence corriendo. Los guerrilleros no se retiran, huyen y el huir no es vergonzoso en ellos. La base de su estrategia es el arte de reunirse y dispersarse. Se condensan para caer como la lluvia, y se desparraman para escapar a la persecución; de modo que los esfuerzos del ejército que se propone exterminarlos son inútiles, porque no se puede luchar con las nubes. Su principal arma no es el trabuco ni el fusil, es el terreno; sí, el terreno, porque según la facilidad y la ciencia prodigiosa con que los guerrilleros se mueven en él, parece que se modifica a cada paso prestándose a sus maniobras.
Figuraos que el suelo se arma para defenderse de la invasión, que los cerros, los arroyos, las peñas, los desfiladeros, las grutas son máquinas mortíferas que salen al encuentro de las tropas regladas, y suben, bajan, ruedan, caen, aplastan, ahogan, separan y destrozan. Esas montañas que se dejaron allá y ahora aparecen aquí, estos barrancos que multiplican sus vueltas, esas cimas inaccesibles que despiden balas, esos mil riachuelos, cuya orilla derecha se ha dominado y luego se tuerce presentando por la izquierda innumerable gente, esas alturas, en cuyo costado se destrozó a los guerrilleros y que luego ofrecen otro costado donde los guerrilleros destrozan al ejército en marcha: eso y nada más que eso es la lucha de partidas; es decir, el país en armas, el territorio, la geografía misma batiéndose.”…

viernes, 12 de marzo de 2010

God bless the buttons

Los botones perdidos son criaturas extrañas. También los paraguas, los sombreros y los cantos rodados. Pero entre todos ellos, los botones son mis preferidos. Yo siento fascinación por los botones. Hoy abrochan una camisa y mañana son un disco de color liberado en el espacio azul, ¡cuánto potencial! Los botones cuando dejan de servir como botones me cautivan. No hay ser que sufra con mayor elegancia una transmutación tan tremenda. De funcionario aburrido a melenudo cara al viento. De ejecutivo metódico a cáscara de nuez a la deriva. De comercial monótono a puercoespín engalanado. ¡Viva lo errático! ¡Viva lo inútil! ¡Vivan los pelos al viento! ¡Liberad vuestros botones!

Vigilante George


George, Gente; Gente, George. Hechas las presentaciones, os dejo que os dejéis mirar por nuestro Big Brother personal, el gran Orwell, que ha vivido estos años en la puerta de nuestro armario de Barcelona, vigilando atento todos nuestros movimientos. Y ahora que no hay puerta, que no hay armario, que no hay Barcelona, pues mira, lo cuelgo aquí para que nos siga mirando…nos habrá visto hoy a Nacho y a mí comiendo noodles en un banco rodeados de american robins y woodpeckers? Se habrá dado cuenta de lo que la he liado al volver de dejar el coche de alquiler? La niña que en Barcelona se metía en la ronda litoral con la bici, ha tenido que improvisar nuevas aventuras en Nueva Jersey…por ejemplo… hacer autostop at night sin saber a dónde tenía que ir… suerte que hoy los americanos están hechos de sonrisas y que nacho esperando en casa tiene una calma zen. ¡Lindo primer día!

viernes, 5 de marzo de 2010

Una bellota y un botón

Hoy soy toda cajas. Cajas llenas de mantas calentitas que me abrigaron ayer: cartas, amigos, recuerdos, lloros, risas, un collar roto, la receta de un pastel, una bellota y un botón. Nacho, sensato, dice que tire las cosas inútiles, pero a escondidas me quedo con mi bellota y mi botón (y con todo lo demás). Es inútil sí, y sólo los miro de mudanza en mudanza pero...¿te acuerdas cuando bellota? ¡qué risas cuando botón! Espero sentar cabeza un día de estos, antes de llegar a ser una viejita con la casa hasta los topes de basurilla. Ese día, el día de mi sentada de cabeza, meteré todas mis cosas inútiles en una bolsa grande grande. Luego meteré un pie dentro de la bolsa, meteré el otro, y cerraré con mucho cuidado para no poder escaparme. Rodaré hasta el contenedor gris y me aposentaré a esperar: Irreciclable, pondrá un cartel en mi coronilla.

Ahí mismo

Mi abuela nos lo ha contado mil veces: cómo Teodorina le explicaba a la recepcionista de un hotel en Nueva York, altito y claro (claro en español), que quería llamar por teléfono a su hijo:
- Si está ahí mismo, en N U E V A J E R S E Y.
Pues bien, 10 de marzo de 2010, y allá nos vamos: ahí mismo, a Nueva Jersey.